Miles de
estudiantes y jóvenes profesionales buscan un camino que los conduzca hacia el éxito
en nuestros países de América Latina y sólo encuentran indiferencia.
Un jóven que inicia sus estudios en la mayoría de las Universidades de
Argentina, por ejemplo, se encuentra con que la mayor parte de los profesores
se limitan a explicar las materias con poco entusiasmo y luego de un período de
estudio, a medirlos por medio de un exámen. Este mecanismo es suficiente si el
objetivo es formar futuros mediocres, gente que cumpla un horario, realice una
determinada cantidad de tareas rutinarias y se conforme con una retribución que
le permita sobrevivir.
Pero si lo que deseamos es formar personas que se enamoren de su profesión
y encuentren el camino para poder dar de sí mucho más que lo que pueda exigirles
una aburrida rutina, tendremos que
cambiar unas cuantas cosas para lograrlo.
El primer paso es que los profesores no se conformen con enseñar, sino que
disfruten cuando sus alumnos aprenden lo que les enseñan. Para lograrlo ayuda
mucho que la enseñanza tenga una conexión contínua y permanente con la
realidad.
El aspecto más importante es el entusiasmo.
La condición necesaria para que alguien pueda contagiar el entusiasmo, es estar
él mismo sinceramente entusiasmado.
Si bien no todos los destinatarios serán necesariamente un campo fértil, si
quien transmite el conocimiento está realmente entusiasmado con el tema, tiene
un buen conocimiento del mismo, hace uso
de las técnicas para transmitirlo y pone su mejor voluntad para hacerlo, el
resultado será alentador.
Para
llevar a la práctica lo que estoy
diciendo, los invito a ver el siguiente video en inglés que está subtitulado en
muchos idiomas, entre ellos el español y el portugués. Deben configurarlo para
disponer de esos subtítulos. Se trata de una exposición magistral del Profesor
canadiense Donald Sadoway. Sadoway
es profesor de Química de los materiales del MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts
y está tratando de construir una batería de bajo costo y gran tamaño, que
permita almacenar las energías
renovables, como la eólica o la solar. En América Latina y en particular en
Argentina, tenemos muchos profesionales que podrían transformarse en “Sadoways” si se lo propusieran,
porque tienen la calificación para hacerlo y sería bueno que lo hicieran porque
nos hace mucha falta.
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