El presidente chileno, Sebastián Piñera, inauguró formalmente este miércoles en el desierto de Atacama el ALMA, el radiotelescopio más grande del mundo.
Piñera, junto a los directivos del ALMA. |
El proyecto recogerá información sin precedentes que nos podrá ayudar a comprender los orígenes del universo.
ALMA significa, en inglés, Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array. Se trata de un conjunto de 66 enormes radiotelescopios destinados a observar longitudes de onda milimétricas y submilimétricas.
Están ubicados a más de 5.000 metros de altura en el desierto de Atacama, de modo que es la segunda construcción del hombre más alta del mundo, después de una estación de ferrocarril en los Himalayas tibetanos.
Llevó más de una década construirlo y se estima que ha costado al menos US$1.300 millones. Ha sido co-financiado por Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón y Chile.
"Nos ayudará a a responder de dónde venimos o si estamos solos en el Universo", le dijo a BBC Mundo el director de la iniciativa, el holandés Thijs de Graauw.
"Nos ayudará a a responder de dónde venimos o si estamos solos en el Universo", le dijo a BBC Mundo el director de la iniciativa, el holandés Thijs de Graauw.
Estos telescopios se encuentran desparramados a lo largo de un espacio desértico donde rara vez llueve, lo que facilita la observación.
"El vapor de agua dificulta ver las estrellas, por eso este lugar fue ideal", le explicó a BBC Mundo Baltasar Vigo, un científico español parte del proyecto.
Para lograr lo que puede conseguir este conjunto de radiotelescopios -con diámetros de entre siete y 12 metros- habría que construir un telescopio tradicional que ocuparía una superficie de 15 kilómetros cuadrados.
"Algo imposible de construir", tercia Vigo.
Y lo que ofrecerán los radiotelescopios es lo que hasta hace poco parecía imposible.
ALMA aspira a observar galaxias a millones de años luz, donde existen nubes de polvo cósmico y rocas que constituyen la base de la formación de planetas y estrellas.
Esto es algo que hasta hoy en día los astrónomos sólo han podido tener como una hipótesis, tras rigurosos estudios.
Pero lo que observen con los telescopios ahora les permitirá verificar si la teoría es cierta, ya que verán la formación de un planeta por primera vez.
"Alrededor de las estrellas jóvenes hay unos discos de polvo que se van condensando hasta que se forma la estructura de un planeta", explicó Vigo.
"Alrededor de las estrellas jóvenes hay unos discos de polvo que se van condensando hasta que se forma la estructura de un planeta", explicó Vigo.
"Lo que veremos con ALMA es cómo estos discos van formando el planeta", agregó.
Pero hay otros proyectos sorprendentes en marcha.
Uno de ellos buscará observar, por primera vez, detalles de un agujero negro; otro estudiará una galaxia que produce hasta 100 soles cada día.
Azúcar espacial
Actualmente hay 57 radiotelescopios listos para transmitir, y los nueve restantes ya fueron trasladados por partes desde Estados Unidos a la base cercana a San Pedro de Atacama para su posterior instalación.
Para subir al lugar, los científicos se someten a reiterados y estrictos exámenes médicos para prevenir problemas de respiración debidos a la altitud, e incluso muchos investigadores trabajan con bombas de oxígeno que llevan en sus espaldas.
La operación de ingeniería para instalar los radiotelescopios fue, en sí, impresionante. Enormes camiones de 18 ruedas tuvieron que trasladar cada antena a 5.000 metros de altura a escasa velocidad. Algo parecido a lo que debieron ser las pirámides, pero sin esclavos.
Al poder ver el origen de planetas y estrellas, los científicos también podrán observar la formación de galaxias y con ello harán modelos que les permitan entender mejor cómo nació el Universo.
"Queremos ver cómo se desarrollan estas galaxias, y eso nos permitirá ver cómo se crean otros sistemas solares", aseveró De Graauw.
"También queremos ver cómo podrían ser las condiciones de vida en otros sistemas solares", agrega el director de ALMA, al referirse a estudios de química estelar que se profundizarán en las moléculas del espacio exterior.
Ya el año pasado ALMA, en capacidad inicial, encontró el componente químico del azúcar en restos de un cometa.
"Creo que ALMA responderá a muchas preguntas con nueva información y aportará valiosos datos durante por lo menos 30 años", agregó De Graauw.
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